El reto y el regalo de cuidar a una perrita adulta mayor radica en adaptarnos a sus nuevas necesidades con amor y paciencia, devolviendo todo el cariño que nos han dado a lo largo de su vida.
El tiempo pasa rápido, especialmente para nuestros animales de compañía. Fiona, nuestra pastora inglesa, tiene 11 años y 9 meses, y desde que cumplió 10 años, nuestra vida cambió por completo para adaptarnos a sus nuevas necesidades. Tener un perrito adulto mayor no solo es un reto, sino también una oportunidad de devolver todo el amor que nos han dado, cuidándolos con la dedicación y paciencia que merecen.
Cuando descubrimos que Fiona tenía dolor crónico en su espalda y patas traseras, nos enfrentamos a una realidad común en perros de razas grandes: su cuerpo comienza a desgastarse más rápido con la edad. Fue gracias al doctor Fer, a quien conocimos mediante Lula Pet Clan, que supimos cómo manejar su dolor con gotas de CBD. Este tratamiento le ha permitido vivir de manera más armoniosa con su condición, pero también nos impulsó a replantearnos varios aspectos de su rutina diaria.
Adaptar nuestra rutina a su ritmo
Antes, Fiona podía correr libremente en el parque y disfrutar de paseos largos. Ahora, sus pasos son más lentos, y hay días en los que incluso caminar le cuesta. Por eso, nuestros paseos son más cortos y siempre a su ritmo. Respetamos cuando quiere detenerse y descansar; ella nos muestra hasta dónde puede llegar.
También hemos cambiado su alimentación. Encontramos un alimento que mantiene su estómago en buen estado y cuida su pelaje, que ahora se cae más que antes. Además, tratamos de ser disciplinados con sus horarios de comida y paseos, respetando su tiempo de descanso, ya que duerme mucho más.

Pequeños cambios con gran impacto
Para prevenir caídas, mantenemos sus patitas bien rapadas, ya que ha perdido fuerza y se resbala con más facilidad. Durante los apagones, la cargamos por las escaleras porque subirlas y bajarlas se ha vuelto un desafío. Aunque estas situaciones han transformado nuestra rutina, lo hacemos con amor y sabiendo que cada esfuerzo vale la pena.
El amor incondicional de Fiona
A pesar de sus limitaciones físicas, Fiona sigue siendo la perrita más amorosa y protectora. Le encanta ser el centro de atención y siempre está pendiente de nosotros. Su ternura y agradecimiento nos recuerdan que cuidarla es tanto un deber como un regalo. El reto y el regalo de cuidar a una perrita adulta mayor nos enseña a adaptarnos con amor y paciencia, retribuyendo todo el cariño que nos han dado.
Tener un perrito adulto mayor implica compromiso y cambios, pero también nos enseña una disciplina y un amor incondicional que transforman nuestras vidas. Es importante hablar más sobre los cuidados y las necesidades de los perros mayores para que todos podamos darles la mejor vida posible en esta etapa.
Cuidar a Fiona es una experiencia gratificante, llena de desafíos y aprendizajes. Ella nos demuestra todos los días que el amor y la paciencia son la clave para superar cualquier obstáculo, y nosotros seguiremos dándole todo lo que merece.
Si tienes un perrito adulto mayor, ¿cómo ha cambiado tu vida? ¡Comparte tu experiencia y ayudemos a generar más conciencia sobre esta etapa de la vida de nuestros compañeros peludos!

- Escrito por: Karla Sánchez